En la gran asamblea de sus pueblos, Martin Maldonado les recordó que en los tiempos cuando les gobernaban sus reyes, sus antepasados tuvieron casas de comunidad en los principales poblaciones, con profesores que les instruían a los jóvenes en las obligaciones de la política y sobre las ceremonias de su religión. Martin Maldonado concluyó con esta exhortación a su pueblo: "Este cuidado nos interesa más que nunca, con la ley santísima que con dicha profesamos, y la caridad de los padres (jesuitas) nos excusa de buscar maestros que jamás podríamos hallar tan cabales".
La asamblea acordó, bajo la dirección de Martin Maldonado, de entregar una casa y una huerta a los jesuitas para iniciar la escuela, que inicialmente se llamaba, "San Martin", en honor de Martin Maldonado. El Colegio de San Martin fue un centro para enseñar a los indígenas a leer y a escribir correctamente el castellano, y al mismo tiempo, enseñar a los seminaristas los idiomas de los nativos:
Náhuatl,
Otomí, y
Mazahua.
Años después, este complejo de escuela, jovenado y noviciado de los Jesuitas, tendría por nombre "El Colegio de San Francisco Javier".
Este miércoles, 21 de Mayo, vamos a conocer este ex Colegio de San Francisco Javier en Tepotzotlán.
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