La Nao traía productos artísticos
de la China, sobretodo la porcelana, y luego, hacia una parada en las Islas
Filipinas, posesión de la Corona de España, de dónde también traían objetos
tallados en marfil, y después de hacer varias paradas por la costa pacifico,
desembarcan las mercancías en Acapulco.
Luego, las mercancías se
transportaban en mula hasta México. Muchas
veces, coincidían la llegada de la Nao con la Fiesta de Corpus Christi, y con
el paso del tiempo, las mulas de la Nao se integraba en las festividades, hasta
la “quema de las mulas”.
Así como hoy tenemos en el
Centro la Plaza de la Tecnología, repleta de mercancía china, durante el
Virreinato las personas iban al “mercado del arroz”, cerca de la Calle de Pino
Suarez. Se llamaba así porque los chinos empacaban su porcelana con hoja de
arroz, como material de empaque, y cuando los clientes compraban la porcelana,
dejaban tirados en el suelo del mercado, los materiales de arroz.
Muchos objetos para la
Catedral y para las Iglesias y los conventos fueron encargados en la China o en
la Filipinas, para luego ser traslados a la Nueva España. Un precioso ejemplo
de esta arte es la reja del coro de la Catedral Metropolitana que se trajo de
China, luego por Macao, después por Filipinas, hasta llegar finalmente en 1725
a Acapulco.
Muchas de las mercancías que viajaban en la Nao no estaban destinadas a la Ciudad de México, sino que pasaban por el Valle de México, y de allí, al Puerto de Veracruz, para luego ser consolidadas con lingotes de oro y planta, para despacharse a España.
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