Quien sepa algo sobre la historia de los Jesuitas en México, sabe quien es el Profesor Emilio Quesada. catedrático de la Universidad Iberoamérica.
El Profesor Emilio Quesada nos explica la Iconografía de los Retablos de la Capilla
El Profesor Emilio Quesada es experto en la Iconografía de los Retablos. Muchas veces admiramos los famosos retablos de San Francisco Javier simplemente por su gran belleza artística, lograda por Miguel Cabrera en el Siglo XVIII. Pero más allá del medio, está el mensaje: la selección y la distribución de los santos y de los santos en cada altar no es arbitrario, ni es asunto del "rating".
Más bien obedece a cuestiones teológicas y apologéticas.
La ubicación de San Juan Nepomuceno no es excepción a la regla: justo está a la entrada a la capilla, por todo entraban los novicios. San Juan Nepomuceno fue martirizado por el Rey Wenceslao, que le ordenó que rompiera los secretos de la confesión, ya que Wenceslao le exigía al Padre Nepomuceno que le contara los pecados que la Reina Sofía de Bohemia le había confesado. Wenceslao le torturó cuando Nepomuceno se rehusó, y le mando ahogar al rio que pasa por Praga. San Juan Nepomuceno no solamente es el patrón del secreto de la confesión, sino también de la "mala vida". Muchas veces, se tapaban los errores de las pasiones, es decir, a los hijos naturales, sobretodo de los presbíteros, se les daban el nombre de Juan de Nepomuceno. Para citar un caso, el José María Morelos y Pavón, quien fuera cura, tuvo un hijo natural con Brígida Almonte en 1802, y para que no crear mayor escandalo y que no le descubrieron, le llamaron Juan Nepomuceno Almonte, quien luego llegó a ser un famoso oficial del ejercito mexicano, y peleó en la batalla de El Álamo. Otro caso similar fue José Telésforo Juan Nepomuceno Melchor de la Santísima Trinidad mejor conocido como Melchor Ocampo, cuya posición ideológica anticlerical fue muy conocida.
Particularmente conmovedor fue su relato de la vida de San Juan Berchmans, santo patrón de la vida ordinaria. También nos platicó de la vida de San Luis Gonzaga,
quien murió a los 23 años en
1591, en la atención de los enfermos durante la peste de Roma y de la vida de San Francisco de Borja, 3er
General de la Compañía de Jesús.
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