En junio, visitamos a Iglesia de Santo Domingo, en la Plaza de Santo Domingo, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.
Lo que ahora es la Iglesia de Santo Domingo, es el último residuo de lo que era el centro de toda la actividad pastoral de los Dominicos, durante tiempos de la Nueva España. Después de las leyes de la Reforma, quedaron exclaustrados prácticamente todos los conventos y monasterios, que incluían también el Convento de las Monjas Dominicas de Santa Catarina de Siena.
Fue a principios del Siglo XVII, que vinieron un grupo de Monjas Dominicas de Oaxaca, para establecer un convento. Ahora lo único de queda de este hermoso convento es la ex Iglesia de Santa Catarina de Siena, actualmente Iglesia Presbiteriana de México.
El lado de la Iglesia del Santa Caterina, construido de tezontle y cantera, sobre la calle de República de Argentina.
La ex Iglesia de Santa Caterina de Siena ocupa una esquina de la calle República de Argentina su lado poniente, y la calle República de Venezuela, el lado por donde se encontraba el altar principal, así que la entrada del templo es únicamente por los dos portones laterales. El portón de la derecha es la que siempre he visto abierto, y por allí entramos.
Arriba se ve en el fondo, el coro alto y el coro bajo. El coro alto está "encerrado" tras un reja de fierro, donde "no existe soldadura, ni tornillería". Todo está ensamblado con medidas perfectas.
Durante casi dos siglos, las monjas se despertaban antes de las 6:00 de la mañana, para acudir al coro alto, para entonar el oficio divino, el canto de las horas, comenzando con la Prima. Luego, bajaban al coro bajo, para acudir a la Santa Misa. Después del desayuno, a las 9:00 de la mañana, regresaban al Coro Alto para rezar la Tercia. Después de comer y de dormir la siesta, regresaban al coro alto, para rezar la Nona. Luego regresaban a mediodía, para rezar la Sexta. A las siete de noche, se rezaban las Vísperas y Completas. Después de cenar antes de descansar, rezaban las Maitines y Laudes., y después se retiraban a sus celdas a dormir. Los sacerdotes hoy en día, que no viven en comunidad monástica, hacen las mismas oraciones, con la ayuda de su Breviario.
Entre oraciones y misas, la vida monacal de las monjas estaba dividida entre el estudio y el trabajo manual. Muchas monjas se dedicaban a los oficios de los sacerdotes, tales como bordar vestimentas para la liturgia, o hacer velas con cera de abejas. Otras monjas se dedicaban a la vida en la huerta, a la jardinería, o a la cocina. Muchas monjas hacen pasteles que venden al público, o galletas, y inclusive en los conventos de Puebla, hacen moles y rompope. ¿Qué hacían las monjas de Santa Caterina? Lo desconozco. Pero, si les puedo contar una leyenda, la leyenda mas famoso de la historia del convento, del "señor de reboso". O mejor, dedico mi siguiente capitulo del blog a esta leyenda.
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